miércoles, 13 de julio de 2011

Capítulo 3: Mi guía

 Maldito sea, le odio, le odio. -pensé en cuanto Max desaparecio entre los árboles, dejandome allí tirada. 
 ¿Cuál podría ser mi habitación? Lo único que quería y esperaba con todas mis fuerzas es que no fuese cursi ni pija, como todo lo demás. Me acerqué al enorme portón de madera para entrar en ese horrible sitio, llevaba la maleta a cuestas pero total, pesaba poco al tener pocas posesiones. En la puerta había un hombre calvo de ojos grisaceos y mirada aguileña. Debía de ser uno de los profesores, el jefe de estudios o lo que fuese ya que me habían comentado por la carta que la directora era una mujer. Ví que el hombre hablaba con todos los alumnos que atravesaban la puerta (todos de una gran belleza, claro) también daba una pequeña llave a los alumnos.
 Me acerqué a él y me comenzó a hablar.
 -Bienvenida al Orfanato lágrima perdida. ¿Puede decirme su nombre, por favor?
 -Soy, Tanya Capland.
 -Muy bien Tanya, toma- dijo ofreciendome una llave - tu habitación es la 49 en el torreón izquierdo, el de las chicas.
 -De acuerdo, adiós. - quise no parecer borde, pero mi mente aún tenía esa furia de tener que quedarme en ese estúpido Orfanato. Para colmo, no conocía a nadie y seguramente iba a tener que estar perdida durante 3 o 4 semanas, con lo torpe que yo era.
 No sé si era cosa mía pero ese sitio me ponía los pelos de punta y me revolvía el estomago y mucho más al entrar y ver su interior. A la derecha había un largo pasillo repleto de puertas que tenían toda la pinta de ser las clases, no podía ver el final del pasillo, debía ser larguísimo. A la izquierda, un tanto de lo mismo pero si podía ver que acababa en una gran biblioteca repleta de libros. ¡Caray! Una cosa buena en este Orfanato, libros. Mi pasión siempre abía sido leer pero en el centro de menores en el que había vivido, no había biblioteca, solo una pequeña estantería en la sala de estar, y claro ya me sabía de memoria todos los libros allí. Lo único que me gustaba, la biblioteca.
 Y justo enfrente mía había una escalera de caracol y, hasta dónde me alcanzaba la vista debía haber unos 12 pisos, me quedé boquiabierta. Había habitaciones por doquier a la izquierda y a la derecha, supuse que eran los torreones vistos desde afuera. Me aproximé lentamente hasta las escaleras, con la mente puesta en otra cosa... Así que era de suponer que me cayese.
 -¡Auu! - me quejé.
 -¿Estás bien? - me dijo una voz masculina y me tendió la mano, la cogí.
 -Gracias, sí, estoy...bien.
 Me levanté del todo y me pusé de frente para mirarle. Era simplemente, bello. Ss ojos eran color miel claro, parecían hasta dorados, llevaba el pelo despeinado, corto y a lo loco. De color castasño un poco mas oscuro que los ojos, pero seguia dandole un toque... atractivo. Era alto, delgado pero robusto. Era, perfecto. Pijo, cursi. Pero... era... no tenía palabras. Aunque lo que realmente me hipnotzo, fueron sus labios. Carnosos y dulces, muy dulces. Sus comisuras se torcieron en una sonrisa, sin darme cueta de que las mías también.
 Besar me parecía asqueroso, incluso repulsivo, pero él me cambió la forma de verlo. Tampoco entendía bien eso del amor o del enamoramiento, pues nunca lo había sentido. Pero con él era... tan distinto. Algo nuevo había crecido en mí. No sé si era amor, pero fuese lo que fuese, era nuevo y me hacía ver el mundo de otra manera. A él si quisiera besarle, me pasaría el día haciendolo, incluso me atrevería a cogerle la mano, además no le daría una buena leche si me llamara cariño o amorcito.
 Se aclaró la garganta para destruir el silencio.
 -Esto... soy Tanya.
 -Bonito nombre. Yo soy Paul.
 -También me gusta el tuyo - me gustaba todo de él.
 - Espera, ¿Tanya Capland?
 -Ajá - asentí, mirando como una tonta sus ojos.
 -Pues Bienvenida, soy tu guía. Te enseñaré el lugear, pero primero vayamos a tu habitación para dejar la maleta, ¿Quieres?
 -Claro.
 Subimos en silencio las escaleras hasta el octavo piso. ¡A saber cuantas habitaciones habría si la 49 estaba en el piso 8! Nos desviamos hacía el torreón izquierdo del gran edificio. Corrimos una largo pasillo hasta encontrar mi nueva habitaciónn. Saqué la llave, la introducí en la cerradura y respiré hondo para despues descubrir mi nuevo hogar. Me metí en la estancia. Habia una chica desaciendo la maleta en una cama, llevaba el pelo rubio y ondulado cayendole hasta los hombros, tan pija como todo lo demás pero ¿que se le iba a hacer? La habitación era enorme y tenía una cama a cada lado, un gran armario y una mesa de escritoria con un ordenado portatil. La chica del pelo bonito sonrió al verme.
 -¡Hola! Tu debes de ser Tanya, yo soy Chelsea. - su voz era aguda y endulzada.
 -¿Cómo lo sabes?
 -El jefe de estudios me dijo que me tocaría con una chica de ese nombre.
 -Am...
 -¡Bueno, ¿no te parece que este va a ser el año de nuestras vidas?
 -Seguro - repuse sarcástica.
 -¿Qué ocurre?
 -Ya te lo contaré, Chelsea. Me voy, Paul me va a enseñar todo esto.
 -Pero en este orfanato no hay servicios de guías.
 -Si que los hay - dijo Paul con voz nerviosa. Chealsea se rió con ganas, al mirarle. Al parecer se había contado un chiste que yo no había entendido.
 -Lo que tu digas- dijo la chica conteniendo otra carcajada- hasta luego Tanya.
 Sali por la puerta demasiado nerviosa para despedirme, Paul iba detrás mía.
 -¿Bueno, ¿qué te parece el Orfanato, de momento?
 -Odio mi vida- volví a repetirme.

2 comentarios:

Candy Baby dijo...

Me encanta. de verdad, estoy impaciente por el 4 capit(; eres una gran escritora, debería de conocer todo el mundo este blog. Hazme caso, eres genial(:

Liar♡ dijo...

Muchas gracias, por tu apoyo, por comentar y por existir!! Te adoro ele!!

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