viernes, 29 de julio de 2011

Capítulo 10: Conexión.

 No podia creer lo que Chelsea, aún al lado opuesto de la pared, decía. Eso era imposible, mi hermana había muerto en el maldito accidente de tráfico. Chelsea seguía con los ojos como platos y asustada. Tras 13 segundos eternos suspiró y se tumbó en la cama fatigada. Parecía haber estado todo el día en un gimnaso, no, peor que eso, estaba realmente agotada.
 -Como te dije, esto me deja exhausta. - me confirmó.
 -No restes importancia al asunto principal, Chels. - le replicó su primo. - ¿Qué quieres decir con eso de que Violet y Tanya son...?
 -Ni una palabra más -murmuré. -Dadme un momento.
 Empecé a respirar entrecortadamente y a ver todo borroso. Me estaba mareando y sentí como me desvanecía. Me faltaban fuerzas y quise levantarme pero no podía. Me sumergí en la más remota oscuridad. Me fuí.


 -Se ha desmayado Paul, no te preocupes estará bien - oí la voz de Chelsea.
 -¿Y por qué no despierta? - a mi novio se le quebró la voz.
 -Apuesto a que ya nos oye. - dijo ella y añadió: - ¿Tanya? ¿Puedes abrir los ojos?
 Comencé a parpadear lentamente para toparme con la ventana. Era una nohe oscura, casi negra y no había luna, pero sí muchas estrellas. Debíamos estar ya en la madrugada. Con cuidado me comencé a levantr del suelo y me dí cuenta de que me dolía mucho a la cabeza. ¡¡Auuu!! Era como si estuvieran usando mi cabeza como un tambor. Paul y Chelsea estaban tendiendome la mano para ayudarme y me miraban con el susto aún en la cara.
 Perdí el equilibrio en cuanto me pude de pie, pero acto reflejo, unos brazos fuerte y seguros ma agarraron y me ayudaron a sentarme en la cama, aul me miró fijamente y sonrió aliviado. Le devolví una sonrisa de mi parte. Era perfecto y podía contemplar que me quería de verdad. Y aunque fuera un cortarollos, no podía ennfadarme con él ni obligarle a hacer algo que no quisiera. Lo único que podía y debía, bueno, y quería hacer era amarle siempre. Y no iba a ser muy difícil.
 Pero la sensación de eflicidad por tener a Paul a mi lado comenzó a desvanecerse en cuanto recorde el motio por el que me había desmayado. ¿Podía ser cierto? Entonces los médicos me habrían mentido ¿Por qué?
 -¿Era eso verdad? -pregunté cuando logré recuperar el aliento.
 -Sí - respondío Chelsea 4 segundos después.
 -¿Y cómo lo sabes?
 -Chelsea, puede saber el pasado de las personas con solo tocarlas. -comenzó a explicar Paul. -  Es un poder sobrenatural que algunos fantasmas pueden tener. Yo se supone que puedo correr muy rápido, demasiado para un humano, pero pese a tener 84 años sólo lo he echo una vez y no me sale casi nunca. Me preguntó si tú también podrás hacer algo...
 -Paul, el quiz de la cuestión es si Violet es... mi hermana o no. Si los médicos me mintieron al decir que había fallecido y por qué lo hicieron. ¿Por qué mi vida es tan complicada? - pregunté casi sollozando. - ¿Qué he echo yo para merecer esto?
 Las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos y cada vez que uno se secaba renacía otra. Paul y Chelsea contemplaron mi agonía con el rostro contraído, como si vivieran el mismo dolor que yo, me mataba por dentro
 - Ya basta, no puedo más. ¡No puedo! -chillé con todas mis fuerzas.
 -Tanya...- comenzó a decir Paul.
 -Dejála tranquila Paul. -interrumpió su prima - Esto es muy duro para ella.
 -Está bien chicas, me voy a mi habitación. Son las 11: 15 y no quiero transformarme por el camino... En realidad queda tiempo... - no dejaba de mirarme y atropellarse con las palabras.
 Me dió un beso y salió de la habitación.

 Al rato cesó mi llanto y me acosté en la cama secandome las lágrimas restantes. Me arropé lentamente y lo ultimo que hice fué mirar el reloj. Mi cuerpo yacía inerte en la cama mientras lo contemplaba con mi espiritu. Entonces, sin hacer ruidó, salí por la ventana y me dirijí hacia el profundo bosque, en el que me adentré sin pensarmelo dos veces.
 Yo ya estaba acostumbrada un poco a ser un fantasma, algo inmateeerial, era como tan ligero que podría decirse que estaba soñano. Pero mi corazón estaba contraído, lo que significaba que estaba despierta. 
 Me tumbé bajo un árbol y apoyé mis frías y tranlucidas manos en la hierba y me estremecí. Volví a tocarlo y mi mente visualizó algo. Era yo haciendo lo que estaba haciendo. Pero no lo veía a traves de mis ojos. Era como si me hubiera visto otra persona, pero allí no había nadie. Salvo la naturaleza y yo. 
 Me levanté del suelo y como si de algo habitual se tratase abracé al árbol y dejé que me contase su historia. Ví a Chelsea, Paul y Violet correteando por el bosque. Paul iba a la cabeza mientras se reía a carcajadas de las dos chicas que decían que las esperara, que ellas no enían ultravelocidad ni nada por el estilo. Pero la que me llamaba la atención era Violet. Debía de ser tres años más joven que en la actualidad y la comparé con la niña de mis recuerdos. Tenía un gran parecido con mi hermana, fisica y mentalmente, y además sus carcajadas eran como campanitas, lo que me hizo pensar instantaneamente en ella. Desde luego que era ella. ¡Violet! ¡Mi hermana!. Mi hermana estaba viva y la tenía cerca de mi. Ya no me importó lo que había visto en aquelárbol, l aconexión con la naturaleza podría aber sido mi don sobrenatural, pero lo que quería hacer ahora es ver a Violet. Mañana habla ría con ella sobre todo.
 Entonces una chispa de luz surgió entre los matorrales, y el sol me devolvíó a mi cuerpo humano como si alguien hubiese dado al interruptor de la luz y yo fuera la electricidad y mi cuerpo la bombilla.
 Aquel día iba a arreglar las cosas...
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 Perdonad que este capítulo pueda ser más corto, pero es que no sabía que más hacer. Me gustaría que me darais un pequeño empujos para legar a 20 seguidores, que solo falan 2. Un beso y espero que sigais leendo mi historia...

martes, 26 de julio de 2011

Capítulo 9: La verdad

 -Me vas a dejar tieso, Tanya -dijo entre mis labios.
 -No creo que te pase nada, la que va a sufrir un ataque al corazón soy yo, Paul. Es decir, vamos a suspender como hagamos esto todos los días.
 -Merece la pena -dijo besandome aún con más pasión.
 La verdad es que eso de finjir una pelea en clase no es muy bueno para las notas pero, había saido así, tras lamarle idiota y él llamarme estúpida. Nos echaron a los dos, un buen plan,para suspender,  pero ahora las notas eran lo que menos me preocupaban.
 -Aún no me creo que te guste. -susurré
 -Pues creetelo. -me dijo al oído tan bajito que apenas lo oí, pero eso me terminó dando escalofríos de locura, lo que me impulso a ir más allá del beso...Ya, sin importar que alguien nos viese le solté la corbata del uniforme y comencé a desabrochar los botones de su camisa, el me detuvo al tercer botón.
 -Aquí no, no es el momento ni el lugar.
 -Vayamos al baño entonces. le tiré del brazo con una sonrisa pícara en mi rostro, pero el frenó en seco.
 -Ahora no, Tanya.
 -¿Por qué no? -pregunté como una niña triste.
 -¿Te parece que ahora es el momento?
 -Sí -sonreí y volví a besarle.
 -No.
 Me sentí ofendida por su rechazo, pero tenía razón, este no era el momento ni el lugar. Pero estaba segura de que lo conseguirís, de un modo u otro haría que Paul fuera mío.


 La primera semana del orfanato afectó mucho a toda mi perspectiva del mundo, es decir, acabé adorando aquel lugar, echaba de menos a Emma, e incluso a Max, pero estaba genial allí, tenía a Chelsea, a Violet y sobre todo tenía a Paul, que aún me parecía más una fantasía que una realidad. Mi metamorfosis, así había llamado a mi transformación en fantasma, había sido fácil y complicada a la vez. Bueno, complicadamente fácil podría decirse. Sobre todo aquel, primer día en que ví mi cuerpo tumbado muerto en la cama y mis brillantes ojos rubí en el espejo, ciertamente parecía un monstruo encantador.

 El domingo, estaba siendo bastante relajado por el momento, por la mañana Chelsea y yo estuvimos metidas en la habitación porque tenía que enseñarme algo imporante según ella. Entonces encendío cuatro velas y dejço la habitación prácticamente a oscuras era relajante, aunque muy misterioso por su parte.
 -Necesito concentrarme para hacerlo -me explicó -esto es algo que aún no controlo pese a mis 300 años.
 Se río y se tumbó en su cama.
 -Además me deja agotada.
 -Bueno, ve al grano Chelsea...
 Dos toque en la puera me interrumpieron.
 -¿Quién es? -chilló Chelsea sentandose.
 -Paul.
 Su nombre me dió un escalofrío en la nuca, ¿Y ahora que quería el cortarrollos? Le quería hasta las trancas pero su actitud de chico maduro me ponía de los nervios. Vale que el viejales este tuviese 84 años, pero fsicamente era un chaval de 17, podría hacer un esfuerzo.
 Paul entró sin esperar respuesta y pusó los ojos en blanco al ver el ambiente de relax que había puesto su prima en la habitación. Entonces me dió un beso rápido y se sentó junto a mí en la cama. Entonces fué Chelsea la que pusó mirada de como si estuvieramos locos.
 -¿Es necesario todo eso? - preguntó mi novio.
 -Sabes perfectamente que si no me relajo y me concentró no me saale.
 -Ok- comenzó a besarme y yo le devolví el beso, esta vez duró más porque ignoramos por completo a Chelsea.
 -¡Iros a un hotel! -se quejó.
 -Entonces paramos y nos reímos a lavez de la protesta de mi amiga.
 -Esta bien, creo que ya estoy preparada. -hizó una pausa y se acercó a mí. -Dame la mano Tanya.
 -Se la dí y cerró los ojos. Parecía que iba a explotar si seguía tan perfectamente centrada fuese lo que fuese que estaba haciendo. Contemple como de fruncia el entrecejo y de repente saltó hacia atras chillando.
 -¿Qué pasa? -pregunte asustada.
 -¿Qué has visto? -continuó Paul.
 -Tú.... Tu familia -comenzó señalandome- Tu vida...
 -¿Qué? -ahora era yo la que chillaba.
  -Bueno que tienes una hermana 
 -Lo se- murmuré impaciente .no me gusta hablar del tema
 -No es por eso Tanya.
 -¿Y por qué es?
 -No sé si puedo decirtelo.
 -Claro que puedes, además no me puedes dejar así  sabiendo que me ocultas algo, ¿Que ocurre? -no me dí cuenta de que cada vez alzaba más el tono de voz.
 -Violet...
 -¿Qué pasa con ella? -Paul nos obserbaba en silencio siendo testigo de las palabras de Chelsea, que por fin abrió la boca:
 -¡Es tu hermana Tanya!

sábado, 23 de julio de 2011

Capítulo 8: Tanya la friqui

 Cuando Chelsea regresó a nuestro cuarto, se puso el pijama y abrió su libro de historia. Yo la observé en silencio, no sabía que hacer primero, si replicarle lo mucho que me había molestado su actuación para que besase a Paul, o mi gran locura de esa misma tarde. Estaba segura de que no me iba a crees. Porque ver una criatura exactamente igualita a ti pero con un toque terrorifico y los ojos llameantes de un rojo color sangre no era precisamente algo que fuera de esperar ver en la vida real. Pero siendo yo, podía esperar cualquier cosa, quizá me hubiese pasado con eso del beso, quizá estuviese exhausta y me imaginase cosas que no existían pero es que esa chica era tan.. vívida, real. Parecial de un material orgánico, no sé, parecía de carne y hueso. Quería evitar ese tema todo lo posible, se lo contaría pero primero la eche una buena bronca:
 -Chelsea, ¿tienes un minuto? -pregunté seria mientras ella dejaba el libro a un lado de la cama.
 -Claro, ¿Necesitas algo?
 -Sí, quiero que me digas porque has echo eso en el comedor.
 - ¿hacer qué?
 -Retarme, acabar con mi paciencia y conseguir que besara a tu primo -escupi la frase a regañadientes. En cualquier momento iba a explotar de rabia.
 -Yo no hice nada malo - se hizo la ioncente -yo solamente dije la verdad, que bueno, él no queria besarte y tú lo estabas deseando. Te hice un favor.
 -No Chelsea, no lo entiendes. Ahora Paul me odia.
 -No te odia es solamente que mi querido primito y yo tenemos distintos puntos de vista.
 -¿De qué estás hablando?
 -Pues que tú al besar a Paul...
Dos toques en la puerta la interrumpieron y el chico de mis sueños se metió en la habitación. Estaba serio pero parecía mas sereno y tranquilo que antes. Sin embargo, su rostro reflejaba una agonía tremenda como si hubiese muerto un ser querido y estuviese de luto. No era ni por asomo él. Mi Paul siempre estaba sonriento, éste parecia inhumano. Estaba destrozado, tanto, que quise llorar por él. Demostrarle que no había pasado nada malo, que la mala de la película había sido yo por besarle de esa forma tan descarada. No era propio de mí pero me salió del alma.
 -Tanya, ¿Podemos hablar? -dijo ignorando a su prima, que le miraba con rostro de súplica.
 -Claro.-Me levante de mi cama y me puse las zapatillas entonces salí al pasillo con él.
 -Lo siento -dije antes de que pudiese articular palabra.
 Entonces hizo algo que ninguno de los dos esperaba. Me planto un apasionado beso que devolví encantada yo. Me apolló contra la pared con ansia, buscando mis labios desesperadamente, ansiando más y más. Acaricie su nuca y le besé por todas las zonas de su cuell. Incluso estuve a punto de quitarle la camiseta pero estabamos en pleno pasillo y podía pasar alguien en cualquiero momento. Sus labios se tensaron, y eso me dio a entender que el beso había terminado. Pero al fin y al cabo el estaba acorralandome en la pared y muy cerca, demasiado para mis alocadas hormonas adolescentes. Iba a besarñe en cuanto comenzó a hablar.
 -Sé lo que has visto esta tarde en tu habitación. A mi también me paso mi primer día como fantasma. Eras tú. Es decir, tu fantasma, tu espiritú saldrá todas las noches de tu cuerpo, que yacerá muerto sobre tu cama hasta el amanecer cuando amanezca volverás a estar viva. Bienvenida a mi mundo.
 No entendía nada.
 -Eres un fantasma, Tanya . Te he convertido en fantasma y no me lo perdonaré nunca.
 A medida que mi cerebro fue entrelazando datos se me puso la piel de gallina. Sentí mucho miedo al saber lo que quería decir Paul con sus palabras. No había muero, eso seguro. Pero mi  fantasma se habia activado por algún motivo antes de que muriese y todas las noches iba a salir. Todas las noches iba a estar muerta. La idea me formo un nudo en la garganta. Me dolía el pecho.
 -¿Por qué? -fué lo único que conseguí decir.
 -Ya lo entenderás. En 3 días tu fantasma comenzará a salir. A medianoche se irá de tu cuerpo y volverá a las cinco de la mañana.
 -Pero, eso quiere decir que estoy loca -dije para mí misma.
 -Bueno, en cierto modo todos lo estamos.
 -No, quiero decir, debo estar loca para que me hayas besado de ese modo -sonreí pícara.
 -Tu no estás a lo que tienes que estar, ¿verdad? -me acusó irónicamente mientras me daba un pico.
 -Lo siento, es que alguien me ditrae. -me lancé a por él.
 Se deshació con fcilidad de mi torpe abrazo.
 -No esto es serio -dijo cogiendome de las manos.
 -Esta bien, Paul, mirame. ¿Crees que pierdo algo de mi asquerosa vida por ser un fantasma? Yo apostaría  que incluso, transformandome en sapo ganaría más. Lo único que me asusta es mi... espiritu. No sé, le veo tan peligroso..
 -Tranquila, los espiritus se controlan por tu persona. Todo lo que tú no quieras hacer, no lo harás.
 -¿De verdad?
 -Te lo prometo -dijo besandome otra vez.
 -No te haces una idea de cuanto he tenido que aguantarme por temor a besarte y convertirte. Pero, he de aceotar que tu seas fantsma, tiene su lado positivo. -continuó besandome, esta vez fue un beso dulce. Entonces el reloj del pasillo anunció que eran las once de la noche.
 -Tengo que irme, he de prepararme para medianoche.
 -Joo -proteste abracandole más fuerte.
 -Venga, mañana nos vemos.
 -No- le besé una vez más
 Él me devolvió el beso con devoción pero este duro mucho menos que los besos anteriores.
 - Está bien -dije al fin. -no me apetece besar a un muerto.
 Él se rió ante mi chiste malo
 -Tanya la friqui -susurró -por eso estoy coladito por tí.
 -Hummm. Paul el Cortarollos - dije yo -por eso tenía tantas ganas de besarte.
 -Me voy. -me beso y cumplio sus palabras.
 -Entré como una tonta empanada a mi habitación y sorprendí a Chelsea junto a la puerta.
 -¿¿Serás cotilla!!-La acusé, pero no podía enfadarme, estaba demasiado feliz a pesar de haberme convertido en una muerta viviente nocturna.
 -Lo siento, pero bueno ahora que estás en el mismo mucndo que nosotras las cosas serán más faciles.
 -¿Cómo? -exclamé sorprendida - ¿Tú también eres un...fantasma?
 -Sí, solamente que yo tengo 3 siglos de practica así que solo me transformo cuando quiero. Ya lo controlo, en cambio mi primo Paul, solo tiene 84 años y no se maeja muy bien -se rió y yo la miré con cara de alucinación.
 -Tres siglos...es mucho tiempo.
 -Somos inmortales Tanya, ademas no envejecemos -sonrió.
  Me quedé boquiabierta pero no dije nada más. La chica de trecientos años me sonrió y se acostó en su cama. Yo la imité y me deje llevar.

viernes, 22 de julio de 2011

Capítulo 7: Enloquecida.

Violet y Chelsea se aclararon la garganta y se rieron a la vez, con armonía. Tambien hicieron de oír unas débiles pero impacientes toses disimuladas. Pero claro, eso era solo una diminuta parte de mi cerebro. Lo único que me importaba en esos momentos era abrazar y besar a Paul. Retenerlo para siempre a mi lado, junto a mí y que no se me escapase de las manos. Era increíble pensar que precisamente yo, la negada del amor, la enemiga de cupido iba a caer en las redes de algún chico. Así que seguí a lo mío hasta que los labios de Paul empezaron a notarse más débiles y desaparecieron de losmíos. ¿Qué había pasado? Paul no estaba besandome ya. Una tristeza me fui inundando y me hudió del todo al abrir los ojos y ver su rostro.
 Estaba mirandome fijamente de la forma en que un poeta mira a la luna. Pero estaba serio, diría que inclus enfadado. Parecía que había sido el mjeor beso de toda su vida pero aún así me estaba exigiendo una explicación con la mirada. ¿Que por qué le había besado? Porque mi alma lo había querido así y no se había podido controlar.
 Lo único que pude decir fue:
 -Lo siento -la voz se me quebró al final de la frase, intentado contener las lágrimas.
 Paul se levantó de la mesa y se fue sin decir nada. Su prima también lo hizo y le siguió. Violet y yo nos miramos, su mirada no entendía nada y la mía mostraba cierta culpabilidad. No me arrepentía para nada de haberle besado, pero sí de haberlo echo de esa forma, sin avisar. Simplemente lo había echo. Habia enloquecido de rabia y había perdido el control de mi temperamente. No era culpa mía , pero Chelsea la había cagado y me había sacado por completo de mis casillas.


 Al caer la tarde yo seguía llena de confusión y dolorida por dentro. ¿Por qué se habría ido de esa forma, ¿No le había gustado mi beso? Porque yo la verdad, había notado que no lo había echo nada mal para ser el pimero pero quizá. no fuese popr esa razón. Y lo sabía. Claro que lo sabía. ÉL no quería que yo le besase y me lo habí dicho el día anteriror pero es que además de torpe, soy cabezota por naturaleza, y lo que se me mete entre ceja y ceja lo persigo hasta conseguir mi objetivo. 
 Cogí mi MP3 mi salvación ante los problemas que había a mi alrededor. Tatareé a mi ritmo la canción ``All the lovers´´ cuando me dí cuenta y me quede callada. Había alguien en mi habitación.
No sé quien era la que estaba justo en frente mío. La miré, de reojo ocho veces y seguó sin conocerla, solo ví una chica extraña a mis espaldas, una chica que debía de tener mi edad pero no era solo una cría. Sus ojos rojos como la sangre me miraban fijamente con el ceño fruncido y al sonreír me enseñaba unos puntiagudos y blanquisimos dientes. Era pálida como una sábana y estaba bastante delgada, aunque sin llegar a desnutrirse. La perfección de sus facciones comienzó a deprimirme ya que no puedía evitar hacer comparaciones. Definitivamente era la criatura más hermosa que había visto en mi vida, la criatura más extraña también. Pestañeé tres veces seguidas, ella me imitó. También me froté los ojos con los nudillos de mis manos, la chica fantasma también lo hizó. Entonces abrí los ojos como platos y solté un jadeo que retumbó en las paredes de mi revoltoso cuarto. Me había vuelto completamente loca.  -¡Oh! -exclamé sorprendida- ¡Inconsciente! ¿No ves que eres tú?
 Dicho esto, la chica misteriosa desapareció sin dejar rastro. 
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Bueno aquí comienza la nueva vida de Tanya y empieza a sospechar de lo que es. También habreis podido comprobar que las tres canciones que han salido por el momento en la historia están eln la barra de abajo, y pondré más a medida de que se e ocurrán. Será como el MP3 de Tanya en vuestras manos.
 También quiero dar gracias a los 16 seguidores que tengo ya. Y a las chicas que siguen la historia y comentan en el c-box. Gracias a todos por estar ahí.
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miércoles, 20 de julio de 2011

Capítulo 6: Recuerdos.

 -Buenos días princesa - dijo mi padre subiendo la persiana y desarropandome.
 -Cinco minutos más- suplique medio dormida.
 -Venga cariño, es tu cumpleaños, felicidades por novena vez.
 Cierto ese día cumpliría 9 años, tan solo un año más y cumpliría una década. La fiesta iba a ser increíble, enel parque de atracciones con todos mis amigos y mi hermana Violet, aunque ella aún tenía 7 años con lo cual eramos muy distinatas peo al fin y al cabo teníamos una conexión especial y casi nunca nos peleabamos. Era la persona más especial en este mundo para mí. Ella y mis padres.
 -¡¡Felicidades Tata!! - entro en mi habitación rosa dando bbrincos de alegría y se sentó en mi cama junto a mí. Entonces me dio un abrazo seguido de un beso en la mejilla y 9 tirones de oreja - uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho y... no te doy el último porque ya te lo dí el año pasado de regalo.
 Me saco la lengua divertida.
 -Pero serás... - chillé y la hice cosquillas en la barriga.
 Sus sonoras carcajadas sonaron en la habitación color de princesa y eran como campanillas tintineando.
 -Bueno chicas, hay que prepararse. - interrumpió papá. - Violet, llama a tu madre por favor. Y cumpleañera, vete vistienodo que hoy es tu día. - dicho esto me dió un beso y salió de mi habitación.

 Tras desayunar el gran banquete especial de cumpleaños que me preparo cuidadosamente y con todo el cariño mi madre, cigí mi michilita de corazones y salimos por la puerta principal, sin saber, que esa sería la última vez que vería mi casa...


Me desperte de un salto y sudando a chorros ¿Qué diablos había soñado? No, no era un sueño. Era... sí. Los médicos dijeron que esto podría ocurrir, que a medida que el tiempo pasase yo podía ir recuperando recuerdos. Pero tenían que ser tan acojonanetes como ese. Porque sabía perfectaente, como sólo se sabe en sueños, lo que ocurría tras salir por la puerta de mi casa y montar en el coche, sabía que no volvería a ver a mi familia. ¡¡Espera un momento...!! Entrecerré los ojos pensando. Mi hermana. Yo ya sabía que tenía una hermana que había muerto tabién en el accidente pero no me acordaba de que se llamase... Violet. Lo más probable es que fuese una coincidencia entre mi hermana y mi amiga... Cierto, me llevaba dos años de distancia con las dos personas pero sería pura casualidad. ¡¡Tenía que serlo!! Quisé vagar más en mi mente pero mi mundo se fue apagando y me quedé dormida.

Al día siguiente por suerte para mí no me desperté pensando en mi pesadilla de anoche, pues tenía bastantes problemas también aquí. Cómo por ejemplo que mi corazón anduviese como un león hambriento detrás de lo que podría haber pasado bajo aquella mesa con Paul. Me hubies encantado aquel beso, pero el señoriito no me quería dar explicaciones, simplemente la excusa del no podía, no podía. Pero, era cabezota por naturaleza, también tímida, sí. Pero no pararía hasta besarle.

Miré el reloj despertado, había tiempo pero Chelsea seguía dormida así que la llame por si acaso:
 -Venga Chelsea, despierta, a ver si te vas a quedar dormida.
 -Un poquito más anda...
 -Vamor bella durmiente...- dije agitandola un brazo.
 -Anda, vete por ahí a besuquearte con mi primo.
 -Lo haría encantada, el caso es que tu primo es idiota - dije con bordería.
 -¿Qué te ha echo? - dijo espabilandose.
 -Si te levantas te lo cuento - sonreí.
  Nos pusimos su quierido y mi odiado uniforme y de camino a clase de ciencias le conte mi aventtura romántica bajo la guerra de comida, ella respondía todo el tiempo: ``Ay, pillina´´ o ``Como ligas chavala´´ pero yo no la hacía caso y una vez que terminé le dí una colleja.
 -¡¡Tonta!!
 -Graciaaaaasss - le dediqué mi más deslumbrante sonrisa. Pero nos cruzamos con el cortarrollos y se me borro la sonrisa.
 -Hola chicas- saludó y no le hice caso, ni siquiera le miré a la cara.
 -Hola Paul - le saludó su prima.
 -¿Estás enfadada? - me preguntó.
 Seguí sin dirijirle la palabra ni la mirada. Entonces me puso una mano en la barbilla y me giro la cabeza para que la mirase. Al principio ni me inmuté pero luego no pude evitarlo y me volví a perder en sus ojos. Perdí el rumbo de mis pensamientos hasta que Chelsea nos dió un toque.
 -Que tenemos clase, ¿eh?
 -Sí, sí, vamos. - me separé de Paul y me fuí sin mirar atrás, definitivamente estaba enamorada hasta os huesos. Era absolutamente perfecto.
  
 El día transcurrió sin novedades, todo era bastante mejor a lo que yo imaginaba hacía 3 días. Todo estaba bastante bien y las clases no resultaban tan aburridas ni tan espesas, además pasaban volando las horas, con lo cual llegamos al comedor rápidamente para mi mente. También comimos en silencio pero, a mi pesar con Paul a mi lado.
 -¿Os importa a alguna cambiarme el sitio?- pregunté mosqueada.
 -¿Por qué?- preguntó Violet.
 -Es que Tanya está cabrada con Paul, porque él no la quiso besar ayer.
  Paul y yo la miramos con ojos asesinos a la vez que nos ruborizabamos y nuestras mejillas se coloreaban.
 -¿Qué? Anda Paul, no te averguences, hay muchos adolescentes que no han dado su primer beso a tu edad.
 -No es eso y lo sabes.
 -Está bien, ¿Y tú Tanya? ¿Tienes miedo a perder... como se diga... la virginad de los besos?
 Violet se rió ante su expresión y yo contuve la sonrisa.
 -No, no tengo miedo y mi primer beso ya lo dí con 14 años - mentí, era cierto que no había dado mi primer beso aún pero no quería ni pensaba dejarme en verguenza delante de Paul, Si ya le daba corte besarse conmigo, le daría aún más con una principiante.
 -¡Venga ya! No os atreveis y punto -sonrío desafiante y mirando a Paul, este le devolvía una mirada de desprecio.
 Pero yo no pude contener mi rabia, y mucho menos mi deseo. Acerqué mis manos a su pelo y su cara hacia la mía. Junte nuestros labios y me olvidé de quien era yo y de donde estabamos nosotros. Él me devolvió un apasionante beso que me dejaría sin aliento. No quería ni iba a poder parar...

lunes, 18 de julio de 2011

Capítulo 5: Guerra de comida.

Chelsea y yo nos situamos justo enfrente de la puerta del aula 16 y pude ver a los que seguramente serían mis compañeros de clase, todos tan pijos y perfectos como Tanya y Paul y la verdad estos no se parecían a mis nuevos amigoos, estos eran más como el típico grupo social en las pelis de institutos, que hacen la vida imposible a la antisocial protagonista... hasta que me crucé con su mirada, era una chica bastante jóven para estar en esta clase entonces su boca se abrió y chilló a mi amiga.
 -¡¡Chelsea!! - llamo a viva voz y se acercó hacia donde estábamos nosotras. Se saludaron con dos besos.
 -Tanya, ésta es Violet, ella tiene 15 años pero es superdotada y la han adelantado dos cursos - me dijo Chelsea.
 -Encantada, Violet - murmuré.
 -Es un placer conocerte Tanya - me dijo con una sonrisa.
 Le devolví una gran sonrisa, era agradable la forma en que hablaba y miraba, me caía bien, hasta tal punto que creí que había sido mi amiga intima en la otra vida. Me caía bien y su mirada me resultaba familiar. Y al parecer ella tenía la misma sensación que yo, clavaba sus ojos en mí con una expresión de duda y de familiaridad.
 Un hombre de mediana estatura y pelo rizado se acercó y abrió la puerta, debía de ser el profesor. Así comenzaron mis clases, otro paso en mi nueva vida.

 La mañana transcurrió lenta en compañía de Chelsea, Violet y Paul, aunque él a veces se apartaba a un lado para estar con su pandilla de amigos (todos tan suculentos como él). No sabía por que pero a veces sentía que me señalaban y se reían y no podía quitarme esa sensación de la cabeza. Aunque la última clase, fue mi favorita. ¡¡No sabía que dasen equitación en este colegio! Pero si la daban. y disponian de 30 caballos en el establo, a mi me tocó una yegua negra con las patas blancas y una manchita en la frente. Se llamaba Miracle y sus ojos me parecían dos diamantes negros. Era preciosas y me pedía con la mirada que la acariciase. Y no me costaba hacerlo, me tenía hipnotizada. Ese día al ser el primero sólo nos relacionamos y empezamos a conocernos con nuestros caballos.

 Después, al acabar, nos fuimos al comedor, y yo sorprendida aspiré el olor de aquel gran salón. No había olor a pescado, de echo la comida era tan apetecible para mí como los labios de Paul. Intenté retirar ese pensamiento, seguramentet yo era invisible para él.  Así que me serví una ensalada y una porción de pizza. Me senté junto  Tanya y Violet, que charlaba animadamente.
 -Pues yo te digo que no - protestó Violet ruborizada.
 -Admitelo...
 -No, es mentira.
 -¿De qué hablais? - pregunté sentandome y mirando aquella deliciosa Pizza.
 -De... 
 -Hola chicas - interrumpió Paul sentandose a mi lado con una bandeja llena de patatas fritas.
 -Como no comas más sano un día te dará un ataque - se rió su prima.
 -Claro, claro _ sonrió sin hacerla caso. Acto seguido miro mi trozo de pizza.
 -Te la doy a cambio de un puñado de patatas - ofrecí adivinando sus pensamientos.
 -Hecho - me guiñó un ojo y sentí que el calor inundaba mis mejillas. Cogio la pizza y me echo la mitad de su plato de patatas.
 -Gracias. - sonreí  con cara de tonta.
 Entonces Chelsea me miró con ojos acusadores, le devolví una mirada de cachorrito abandonado. Violet contemplaba la escena mordiendo su hamburguesa.
 Pinché mi ensalada con el tenedor. Reinó el silenció en la mesa, solo se oía el chorreo del ketchup intentando salir del bote a la fuerza mientras Violet lo apretujaba con todas sus fuerzas.
 -Nada, que no sale.-entonces volvió a apretar el bote en la dirección equivocada y la salsa salió disparada hacia la camisa de Chelsea.
 -¿Ah si? - frunció los labios y lanzó un puñado de macarrones a Violet riendose. Esta soltó una carcajada y le tiró el can de hamburguesa. Paul recibión también un puñado de macarrones de parte de su prima.
 -Ey, primo, ¡¡Ayudame!!
 -No, gracias entonces Chelsea cogió mi plato de ensalada para tirarselo a Violet pero ella forcejeó y el plato salió disparado por los aires. El tiempo se detuvo exactamente justo cuando aterrizó en mi cabeza.
 -Aaah! - chillé.
 Tenía el pelo lleno de lechuga como si hubiese estado metida en un cubo de basura. Mi chillido y la risa de Paul bastaron para que el comedor entero estallase en una guerra de comida. Paul no dejaba de reirse asi que hice algo que no me hubiese atrevido a hacer jamas. Cogí mis patatas fritas y se las estampe en la cara.
 -¿Estan ricas?- me reí.
 -Riquiísimas. Deberias probarlas - me lanzo un puñado a la cara y me lanzé a por él. Estabamos en el suelo tirados bajo una mesa. Yo estaba encima de él y estabamos tan cerca que sentía su aliento frio junto a mi oído. Le miré y me devolvióua intensa mirada mi deso porel se incrementaa cada vez mas.  Algo que lo hacía aún mas irresistible. Quería estar aún más y más cerca, quería que fusemos una sóla persona deseaba besarle lo que quedaba de día. Me acerqué a besarle, pero mi intento fue en vano.
 - Lo siento Tanya.
 -No quieres besarme, lo entiendo.
 -No Tanya, me muero de gans por besarte per`puedo.
 -Pero...
 -No digas nada, te besaré. Pero aún no.
 -¿Pero cómo? ¿Acaso es algo que se deba planear?
 -En mi caso sí.
 -Genial Paul, genial. -me levante´enfadada y paseé hacia lapurta cajo la lluvia de comida. 
Sólo quería llorar.

jueves, 14 de julio de 2011

Capítulo 4: No es tan malo...

Una vez que Paul me enseño un poco el estúpido y tan odiado orfanato me acompañó a mi habitación para ayudarme a deshacer la maleta, era un cielo...Y tenía unos ojazos...Y... Me encantaba punto y pelota. Ya no me parecía una tontería eso del amor y los besos, tener novio ya no era repugnante, tras sacer mis pocas ropas de la maleta y meterlas en el armario cogí mi MP3 y lo puse a cargar ya que era muy importante para mí tener música a mi lado. Tambié deseaba ir a la biblioteca, pero estaba bastante cansada y no me apetecía caminar mucho más.
 -Bueno Tanya,  ¿Necesitas algo más?
 -No, gracias Paul.
 -De nada, ha sido un placer conocerte...
 .Oye - dije antes de que abriese la puerta - ¿A qué se refería Chelsea con eso de que no hay servicios de guías?
 Río a carcajada limpia. Su risa. Otra de las muchas cosas que me encantaban de él.
 -A... nada, nada.
 -No, hablo enserio - sin queresr se me escapo una gran sonrisa seguida de una risa tonta -jajaja.
 -Buenas noches Tanya- y tras decirme eso me guió un ojo y salió por la puerta.
 Sentí que me derretía por dentro.

  -¡¡Auuuuu!! - me queje.
 Tenía que hacer algo con mi vida. Ser tan torpe como yo lo era debía de ser un delito o algo por el estilo. Me había caido de la cama cabeza abajo, no dolió mucho pero molesto y me desveló el sueño, con lo cual me costaría mucho volver a dormir.
 Me puse las zapaillas y me aproximé a la mesa de ordenador. Era algo pobre pero en el centro de menores había ordenadores y sabía como manejar aquel pequeño trasto.
 Mientras esperaba a que se encendiese miré a Chelsea, estaba profundamente dormida, si no fuese por sus pequeños ronquidos hubiera apostado a que era una muñeca a escala real, y no le faltaba mucho para pertenecer a la marca Barbie, pues era bastante guapa, la verdad, me caía bien. No era tan malo el orfantato pijo. Algunos pijos, como Chelsea o como Paul.
 Bueno, no estaba tan mal... ¡¡Salvo por el uniforme. Es decir, ¿yoo con una minifalda, unas medias y una camiseta escotada? ¿Estos qué querían? ¿Que los alumnos se enrollaran unos con otros? Bueno, si era con Paul, no me importaba...
 El ordenador arrancó completamente y yo me metí en mi correo, tenía dos nuevos mensajes, eran de Max y de Emma. Abrí primero es de Emma, ya que seguía enfadada aunque fuese ya una tontería...
  ``Querida Tanya, ¿Cómo te va? ¿A qué no está tan mal el orfanato? Apuesto lo que quieras a que te acabara gustando un montón. Desde luego es mucho mejor que el centro de menores, anda no te enfades con el mundo. Solo queremos lo mejor para tí, de todas maneras te has perdido algo muy importante para mí. ¿Te acuerdas de Aston? Ya sabes, el chico que vino nuevo este año.. pues me ha pedido salir y le he dicho que sí. ¿No te parece mono? Bueno, no seré pesada porque ya sé lo que piensas del amor y sus derivado. Simplemente te echo de menos. Me tengo que ir a clase de Inglés. ¡Hasta luego!´´
Bueno otra tortolita, mañana le contestaría al mensaje, pues no tenía muchas ganas de teclear. Salí de mi correo y apagué el ordenador haciendo caso omiso del mensaje de Max, ya no estaba tan cabreada pero otrs 24 horas de desesperación no le vendrían nada mal. Desenchufe el MP3 y me volví a acostar con los auriculares puestos, sonaba Skyscraper de Demi lovato. Pero cuando quise darme cuenta, ya estaba dormida.


 Sonó el despertador y me levante con pereza, eran las 7 de la mañana pero tenía tanto sueño que tenía miedo de que me quedase roque en mitad de la clase. Me vestí rápidamente a la vez que Chelsea, genial cara bonita, cuerpo bonito ¿Tan perfecta era? Me miré al espejo, ¡¡Estupido uniforme!!
 -Me gusta el uniforme - me dijo ella.
 -Odio el uniforme - discrepé.
 -Pero si te queda muy bien en serio. Mira, dejame hacer una cosa.
 Sin que pudiese hacer nada para remediarlo agarró el cepillo del pelo y senti ligeros toque en mi cabello, pero no me molesto, era bastante agradable también sentí el calor de la plancha alisando me el pelo. y el click de una orquilla.
 -Listo, mirate - dijo entusiasmada- ¡'Estas guapísima!
 Me miré de nuevo en el espejo esperando encontrarme con un troll pero no, era cierto. Me quedaba bien.
 -Gracias Chelsea - aporté con una sonrisa.
 -No es nada, vamos a clase.
 -Me cogió el brazo y me llevo a cuestas, pues los pies me pesaban como si fueran de plomo. De camino a clase nos cruzamos con Paul y nos saludamos. Era an guapo y encima me miraba... ¡Me miraba!! ¡¡A mi!! ¡¡¡A Tanya capland!!! Senti un gran cosquilleo en el estomago y era muy agradable. Como si tuviese maripositas.
 - ¿Qué hay entre tú y mi primo?
 -¿Tu primo? - pregunté atonita.
 -Sí, somos primos segundos pero cercanos, de pequeños pareciamos hermanos...
 .No hay nada - murmuré nerviosa.
 -¡Vamos Tanya! ¡No nacía ayer! Y estás roja como un tomate...
 La miré con cara de pilla.
 -Bueno, está bien, me gusta.
 -Lo sabía, pues hala, a clase cuñadita.
 -¡¡No seas tonta!! - dije con cara de enfado pero no pude evitar una gran carcajada.
 Chelsea acompaño a mi risa y nos fuimos como si fuesemos amigas de toda la vida hacía las clases.

miércoles, 13 de julio de 2011

Capítulo 3: Mi guía

 Maldito sea, le odio, le odio. -pensé en cuanto Max desaparecio entre los árboles, dejandome allí tirada. 
 ¿Cuál podría ser mi habitación? Lo único que quería y esperaba con todas mis fuerzas es que no fuese cursi ni pija, como todo lo demás. Me acerqué al enorme portón de madera para entrar en ese horrible sitio, llevaba la maleta a cuestas pero total, pesaba poco al tener pocas posesiones. En la puerta había un hombre calvo de ojos grisaceos y mirada aguileña. Debía de ser uno de los profesores, el jefe de estudios o lo que fuese ya que me habían comentado por la carta que la directora era una mujer. Ví que el hombre hablaba con todos los alumnos que atravesaban la puerta (todos de una gran belleza, claro) también daba una pequeña llave a los alumnos.
 Me acerqué a él y me comenzó a hablar.
 -Bienvenida al Orfanato lágrima perdida. ¿Puede decirme su nombre, por favor?
 -Soy, Tanya Capland.
 -Muy bien Tanya, toma- dijo ofreciendome una llave - tu habitación es la 49 en el torreón izquierdo, el de las chicas.
 -De acuerdo, adiós. - quise no parecer borde, pero mi mente aún tenía esa furia de tener que quedarme en ese estúpido Orfanato. Para colmo, no conocía a nadie y seguramente iba a tener que estar perdida durante 3 o 4 semanas, con lo torpe que yo era.
 No sé si era cosa mía pero ese sitio me ponía los pelos de punta y me revolvía el estomago y mucho más al entrar y ver su interior. A la derecha había un largo pasillo repleto de puertas que tenían toda la pinta de ser las clases, no podía ver el final del pasillo, debía ser larguísimo. A la izquierda, un tanto de lo mismo pero si podía ver que acababa en una gran biblioteca repleta de libros. ¡Caray! Una cosa buena en este Orfanato, libros. Mi pasión siempre abía sido leer pero en el centro de menores en el que había vivido, no había biblioteca, solo una pequeña estantería en la sala de estar, y claro ya me sabía de memoria todos los libros allí. Lo único que me gustaba, la biblioteca.
 Y justo enfrente mía había una escalera de caracol y, hasta dónde me alcanzaba la vista debía haber unos 12 pisos, me quedé boquiabierta. Había habitaciones por doquier a la izquierda y a la derecha, supuse que eran los torreones vistos desde afuera. Me aproximé lentamente hasta las escaleras, con la mente puesta en otra cosa... Así que era de suponer que me cayese.
 -¡Auu! - me quejé.
 -¿Estás bien? - me dijo una voz masculina y me tendió la mano, la cogí.
 -Gracias, sí, estoy...bien.
 Me levanté del todo y me pusé de frente para mirarle. Era simplemente, bello. Ss ojos eran color miel claro, parecían hasta dorados, llevaba el pelo despeinado, corto y a lo loco. De color castasño un poco mas oscuro que los ojos, pero seguia dandole un toque... atractivo. Era alto, delgado pero robusto. Era, perfecto. Pijo, cursi. Pero... era... no tenía palabras. Aunque lo que realmente me hipnotzo, fueron sus labios. Carnosos y dulces, muy dulces. Sus comisuras se torcieron en una sonrisa, sin darme cueta de que las mías también.
 Besar me parecía asqueroso, incluso repulsivo, pero él me cambió la forma de verlo. Tampoco entendía bien eso del amor o del enamoramiento, pues nunca lo había sentido. Pero con él era... tan distinto. Algo nuevo había crecido en mí. No sé si era amor, pero fuese lo que fuese, era nuevo y me hacía ver el mundo de otra manera. A él si quisiera besarle, me pasaría el día haciendolo, incluso me atrevería a cogerle la mano, además no le daría una buena leche si me llamara cariño o amorcito.
 Se aclaró la garganta para destruir el silencio.
 -Esto... soy Tanya.
 -Bonito nombre. Yo soy Paul.
 -También me gusta el tuyo - me gustaba todo de él.
 - Espera, ¿Tanya Capland?
 -Ajá - asentí, mirando como una tonta sus ojos.
 -Pues Bienvenida, soy tu guía. Te enseñaré el lugear, pero primero vayamos a tu habitación para dejar la maleta, ¿Quieres?
 -Claro.
 Subimos en silencio las escaleras hasta el octavo piso. ¡A saber cuantas habitaciones habría si la 49 estaba en el piso 8! Nos desviamos hacía el torreón izquierdo del gran edificio. Corrimos una largo pasillo hasta encontrar mi nueva habitaciónn. Saqué la llave, la introducí en la cerradura y respiré hondo para despues descubrir mi nuevo hogar. Me metí en la estancia. Habia una chica desaciendo la maleta en una cama, llevaba el pelo rubio y ondulado cayendole hasta los hombros, tan pija como todo lo demás pero ¿que se le iba a hacer? La habitación era enorme y tenía una cama a cada lado, un gran armario y una mesa de escritoria con un ordenado portatil. La chica del pelo bonito sonrió al verme.
 -¡Hola! Tu debes de ser Tanya, yo soy Chelsea. - su voz era aguda y endulzada.
 -¿Cómo lo sabes?
 -El jefe de estudios me dijo que me tocaría con una chica de ese nombre.
 -Am...
 -¡Bueno, ¿no te parece que este va a ser el año de nuestras vidas?
 -Seguro - repuse sarcástica.
 -¿Qué ocurre?
 -Ya te lo contaré, Chelsea. Me voy, Paul me va a enseñar todo esto.
 -Pero en este orfanato no hay servicios de guías.
 -Si que los hay - dijo Paul con voz nerviosa. Chealsea se rió con ganas, al mirarle. Al parecer se había contado un chiste que yo no había entendido.
 -Lo que tu digas- dijo la chica conteniendo otra carcajada- hasta luego Tanya.
 Sali por la puerta demasiado nerviosa para despedirme, Paul iba detrás mía.
 -¿Bueno, ¿qué te parece el Orfanato, de momento?
 -Odio mi vida- volví a repetirme.

martes, 12 de julio de 2011

Capítulo 2: Orfanato.

Empezó a oscurecer en el trayecto de avión. Se estaba poniendo el sol en el horizonte mientras atravesabamos el oceáno. He de admitir que eran unas vistas hermosas pero estaba tan enojada con todo el mundo que no tenía tiempo para cursiladas de ese calibre. A mis espaldas había un señor regordete que inundaba todo con sus ronquidos, no podía culparle. Eran las 5 de la tarde, algunas personas dormían siesta. Simplemente me sumerjí en la música de mi MP3, ¡Estupendo! ¡Bateria baja!
 -Lo que faltaba... -dije para mi misma.
 -¿Ocurre algo Tanya? - me pregunto mi Tutor, Max.
 Siempre había pensado que Max era un buen tipo, un hombre majo que se enrollaba y era divertido. No sabía cuan equivocada estaba, hasta que aceptó la oferta de introducirme en un etúpido internado de niños pijos, ricos y mimados con mucha pasta y poco cerebro. Pero la decisión estaba tomada y yo no podía hacer nada para evitarlo.
 ``Espera una año más, solo un año´´ pensé.
 Ya que cuando cumpliese los 18 era libre, aunque los 17 los había cumplido hacía tan solo un mes con lo cual debía esperar un año completo para mi libertad.
 Asi que ignoré su pregunta y seguí contemplando la puesta de sol.
 No entendía muy bien eso del horario mundial y se suponía entonces que en Inglaterra eran unas cuantas horas más tarde, con lo cual. Estába a punto de anochecer. Me limiré a cerrar los ojos esperando al sueño.
 -Sé que estás enfadada, Tanya. Pero es lo mejor para tí. Es una oportunidad única y debías dar provecho de ella. Tú solo piénsalo. Si entrás en ese Orfanato, vas a ser una persona importante en la vida. -dijo con seriedad y repitió.- Piénsalo.
 -Ya, y si no entró ¿Qué?, ¿Seré una perdedora? - pregunté con tono de burla
 -Yo no he dicho eso.
 -Dile al loro que se calle.
 Se calló y por fin respiré hondo e intente relajarme. Solo quedaba un hilito de luz solar en dirección hacia mi casa. Mi antigua casa a partir de ahora. Estaba cansada del viaje así que cerre los ojos y dejé que la inconscencia me llenará. Me rendí al sueño.

  -Tanya -oí la voz de Max y pestañeé dos veces- ya hemos llegado.
  Con pocas fuerzas agarré mi mochilita de Hello Kitty, era tan pija omo el orfanato al que iba a ir, pero no tenía otra cosa. Saqué la botella de agua y bebí un trago.
 -Atención señoras y señores, vamos a iniciar el despegue, abrochense los cinturones hasta que el avión se detenga por completo. Gracias por viajar con nosotros. -anunció una vocecita del altavoz.
 Me abroché mi cinturon a la cintura haciendo caso omiso de Max que intentaba aún que le hablase, pero tenía muy claro que no iba a dirijirle la palabra a ese traidor en mi vida. 
 El avión comenzó a agitarse como si hubiese un terremoto, el hombre de atrás se despertó de golpe y se abrochó corriendo el cinturón. Suspiré si, llegase a caerse hacia delante me aplastaría. Pasaron 10 minutos hasta que dejamos de movernos como locos y todo volvió a la calma, me desabroché y fui detrás del traidor para bajar del avión. Parte buena: los ronquidos habían terminado definitivamente. Parte mala: Ahora un viaje en autobús de 3 horas y media.

 Cuando bajamos también del autobús respiré profundamente, me acercaba más y más a mi nueva vida, mi nuevo lugar. El estúpido orfanato lágrima perdida me estaba esperando con ansiedad. Como si un ser irracional hecho únicamente de ladrillos y cemento quisiera hacerme la vida imposible.
 Entonces tras la caminata, lo ví.
 Era enorme, tan gris como el lugar al que pertenecía y parecía estar sacado de una película de terror. Tenía frías gargolas de tierra y dos torreones a cada lado del edificio. La pared delantera tenía un gran portón de madera y un montón de ventanas que daban a las clases. Estaba cubierta de musgo y otras plantas trepadoras. Era peor de lo que pensaba.
 -¿Y bien? - me dijo Max con una sonrisa en el rostro.
 -Odio mi vida - contesté.

lunes, 11 de julio de 2011

Capítulo 1: La carta

No eran ni las dos de la tarde cuando recibí aquel comunicado desde algun lejano lugar de Cambridge. Allá en la gris Inglaterra. Siguiendo hacia el este de mi Nueva york. En el rémite de la carta no ponía nada más que esa ciudad y ``Orfanato lágrima perdida´´ Mis lágrimas si que se derramaban al oir esa palabra. Orfanato. Ese típico lugar que había evitado por todos los medios en mi triste y cruel vida. El lugar al que tendría que pertenecer desde que tenía 9 años. Aquel accidente de coche que habia dejado grabado una arañazo en mi corazón. Mis padres murieron y yo salí del coma 3 años después sin que pudiese acordarme mucho de mi vida. Sólo sabía lo básico. Mi nombre, mi edad, mi nacionalidad, pero ni rastro de mis seres queridos... Antes de que pusiera a adentrarme en el pánico que me producía escasear de recuerdos abrí la carta.
  Estimada señorita Tanya Capland:
 Hemos de reordarle que estaríamos encantados de contar con Usted en nuestro Orfanato en el que puede disponer facilmente de Becas estudiantiles, nuestras ricas clases cumplen un horario que podría cambiar si así lo quisiera. Cumplimos todos los prototipos para proporcionarle una estancia agradable y...
 Bla bla bla.
 Arrugué con fueria el papel y lo lance directamente a la papelera. Canasta. ¿Cuando iba a aprender que Tanya Capland no se iba a mover del centro de menores doónde estaba? No es que fuese gran cosa y mi cuarto era extremadamente pequeño. Los comedores echaban un apestoso olor a pescado y ta solo contaban con cinco clases al día y 15 alumnos por clase. Vale, es una auténtica birria. Pero es mi hogar y no tengo previsto cambiarlo por el momento. Y mucho menos por un orfanato de niños pijos y mimados con uniforme aún mas pijo y cursi que todos ellos juntos. No es lo mío.
 Tanya se queda en el centro.
 -Aquí me quedo -murmuré.
 Toc, toc, toc, tres ligeros golpes suenan en la puerta.
 -Tanya, soy Emma, ¿Puedo pasar?
 -¡Pasa Emm!- grité tal vez demasiado fuerte.
Emma, era mi mejor amiga, bueno a decir verdad, mi única amiga. Digamos que mi introvertismo y mi timidez no eran buenos aliado para relacionarme con la gente. De todas maneras me conformaba con poco y dice que los verdaderos amigos son los que se cuentan con los dedos y tal vez este relacionado con que el pulgar sea el dedo mas grande. En pocas palabra: Ella era una chica como yo. Un bicho raro, tímido e introvertido que no tiene su futuro bien claro.
 -¿Otra carta de Cambridge? -adivinó al asomar la cabeza a la papelera.
 -Sí
 -¿Y no vas a ir?
 -No.
 Silencio.
 -Pues yo iría.
 -Pues yo no.
 Hizo una mueca y bajo los ojos hacia el suelo.
 -¡Lo Siento! Sé que no tengo que pagar mi frustación contigo pero es que estoy cansada del mundo. Todos me dicen que tengo que ir a ese maldito orfanato. El mundo está en mi contra.
 -No, el mundo quiere lo mejor para ti.
 -Me extraña - repuse con sarcásmo.
 -Mira, se que odias la vida de un orfanato pero en realidad no se está tan mal. Pueden mejorar mucho tus estudios y he oído que en los orfanatos son los lugares donde habitas los único chicos guapos. Sus profesores son los mejores y sus habitaciones son grandes y espaciosas.
 -Y compartidas- dije con voz de pito forzada.
 -Bueno no te haré más la rosca con este tema. ¿Te vienes a dar una vuleta?
 -Tal vez el aire me siente mejor.

 Caminamos con la nariz erguida cuando atravesamos la pescadería. Tal y como llamamos al apestoso comedor. Pero la voz del director a través del megafono nos detuvo.
 -Porfavor, Tanya Capland, Ven porfavor a la sala de profesores.
 -Estupendo - dije con desgana.
 Al entrar en la sala todos los profesores me miraros con cautela, con ojos como platos y miradas de sospecha tipo: Es culpable y tendras 5 años bajo rejas.
 -Sientate- anunció el director mientras memiraba con sus grisaceos ojos. Estaba serio y su expresión no mostraba ni rastro de alegría como siempre. Hice caso y me senté.
 -¿He echo algo mal...?
 -Hemos oído que el Orfanato lágrima perdida quiere ofrecerte una plaza como alumna.
 Lo que yo decía, en mi contra- pensé. pero me callé
 Sólo asentí con la cabeza.
 -Bueno, tu tutor legal tambié ha recibido una carta a tu nombre y trás haberla leído se ha convenvido de que es lo mejor para tí y ha decidido en viarte al orfanato.
 -Oh no.
 -Sí, es una grasn oportunidad.
 -¡No! ¡No quiero ir!
 Salí corriendo por la puerta esquvando a Emma y a algunos alumnos que andaban por allí y fui a un banco del recreo. Sabía que aunque hiciese todo lo posible no iba a poder evitarlo. Tenía que ir a ese estupido internado. 
Mis sollozos comenzaron de nuevo.

Prefacio.

No sé quien es la que llama a las puertas de mi ser. La miro, de reojo ocho veces y sigo sin conocerla, solo veo una chica extraña a mis espaldas, una chica que debe de tener diecisiete años pero no es solo una cría. Sus ojos rojos como la sangre me miran fijamente con el ceño fruncido y al sonreír me enseña unos puntiagudos y blanquisimos dientes. Es pálida como una sábana y esta bastante delgada, aunque sin llegar a desnutrirse. La perfección de sus facciones comienza a deprimirme ya que no puedo evitar hacer comparaciones. De finitivamente es la criatura más hermosa que he visto en mi vida, la criatura más extraña también. Pestañeo tres veces seguidas, ella me imita. También me froto los ojos con los nudillos de mis manos, la chica fantasma también lo hace. Entonces abró los ojos como platos y suelto un jadeo que retumba en las paredes de mi revoltoso cuarto.
 -¡Oh! -exclamo sorprendida- ¡Inconsciente! ¿No ves que eres tú?

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