lunes, 18 de julio de 2011

Capítulo 5: Guerra de comida.

Chelsea y yo nos situamos justo enfrente de la puerta del aula 16 y pude ver a los que seguramente serían mis compañeros de clase, todos tan pijos y perfectos como Tanya y Paul y la verdad estos no se parecían a mis nuevos amigoos, estos eran más como el típico grupo social en las pelis de institutos, que hacen la vida imposible a la antisocial protagonista... hasta que me crucé con su mirada, era una chica bastante jóven para estar en esta clase entonces su boca se abrió y chilló a mi amiga.
 -¡¡Chelsea!! - llamo a viva voz y se acercó hacia donde estábamos nosotras. Se saludaron con dos besos.
 -Tanya, ésta es Violet, ella tiene 15 años pero es superdotada y la han adelantado dos cursos - me dijo Chelsea.
 -Encantada, Violet - murmuré.
 -Es un placer conocerte Tanya - me dijo con una sonrisa.
 Le devolví una gran sonrisa, era agradable la forma en que hablaba y miraba, me caía bien, hasta tal punto que creí que había sido mi amiga intima en la otra vida. Me caía bien y su mirada me resultaba familiar. Y al parecer ella tenía la misma sensación que yo, clavaba sus ojos en mí con una expresión de duda y de familiaridad.
 Un hombre de mediana estatura y pelo rizado se acercó y abrió la puerta, debía de ser el profesor. Así comenzaron mis clases, otro paso en mi nueva vida.

 La mañana transcurrió lenta en compañía de Chelsea, Violet y Paul, aunque él a veces se apartaba a un lado para estar con su pandilla de amigos (todos tan suculentos como él). No sabía por que pero a veces sentía que me señalaban y se reían y no podía quitarme esa sensación de la cabeza. Aunque la última clase, fue mi favorita. ¡¡No sabía que dasen equitación en este colegio! Pero si la daban. y disponian de 30 caballos en el establo, a mi me tocó una yegua negra con las patas blancas y una manchita en la frente. Se llamaba Miracle y sus ojos me parecían dos diamantes negros. Era preciosas y me pedía con la mirada que la acariciase. Y no me costaba hacerlo, me tenía hipnotizada. Ese día al ser el primero sólo nos relacionamos y empezamos a conocernos con nuestros caballos.

 Después, al acabar, nos fuimos al comedor, y yo sorprendida aspiré el olor de aquel gran salón. No había olor a pescado, de echo la comida era tan apetecible para mí como los labios de Paul. Intenté retirar ese pensamiento, seguramentet yo era invisible para él.  Así que me serví una ensalada y una porción de pizza. Me senté junto  Tanya y Violet, que charlaba animadamente.
 -Pues yo te digo que no - protestó Violet ruborizada.
 -Admitelo...
 -No, es mentira.
 -¿De qué hablais? - pregunté sentandome y mirando aquella deliciosa Pizza.
 -De... 
 -Hola chicas - interrumpió Paul sentandose a mi lado con una bandeja llena de patatas fritas.
 -Como no comas más sano un día te dará un ataque - se rió su prima.
 -Claro, claro _ sonrió sin hacerla caso. Acto seguido miro mi trozo de pizza.
 -Te la doy a cambio de un puñado de patatas - ofrecí adivinando sus pensamientos.
 -Hecho - me guiñó un ojo y sentí que el calor inundaba mis mejillas. Cogio la pizza y me echo la mitad de su plato de patatas.
 -Gracias. - sonreí  con cara de tonta.
 Entonces Chelsea me miró con ojos acusadores, le devolví una mirada de cachorrito abandonado. Violet contemplaba la escena mordiendo su hamburguesa.
 Pinché mi ensalada con el tenedor. Reinó el silenció en la mesa, solo se oía el chorreo del ketchup intentando salir del bote a la fuerza mientras Violet lo apretujaba con todas sus fuerzas.
 -Nada, que no sale.-entonces volvió a apretar el bote en la dirección equivocada y la salsa salió disparada hacia la camisa de Chelsea.
 -¿Ah si? - frunció los labios y lanzó un puñado de macarrones a Violet riendose. Esta soltó una carcajada y le tiró el can de hamburguesa. Paul recibión también un puñado de macarrones de parte de su prima.
 -Ey, primo, ¡¡Ayudame!!
 -No, gracias entonces Chelsea cogió mi plato de ensalada para tirarselo a Violet pero ella forcejeó y el plato salió disparado por los aires. El tiempo se detuvo exactamente justo cuando aterrizó en mi cabeza.
 -Aaah! - chillé.
 Tenía el pelo lleno de lechuga como si hubiese estado metida en un cubo de basura. Mi chillido y la risa de Paul bastaron para que el comedor entero estallase en una guerra de comida. Paul no dejaba de reirse asi que hice algo que no me hubiese atrevido a hacer jamas. Cogí mis patatas fritas y se las estampe en la cara.
 -¿Estan ricas?- me reí.
 -Riquiísimas. Deberias probarlas - me lanzo un puñado a la cara y me lanzé a por él. Estabamos en el suelo tirados bajo una mesa. Yo estaba encima de él y estabamos tan cerca que sentía su aliento frio junto a mi oído. Le miré y me devolvióua intensa mirada mi deso porel se incrementaa cada vez mas.  Algo que lo hacía aún mas irresistible. Quería estar aún más y más cerca, quería que fusemos una sóla persona deseaba besarle lo que quedaba de día. Me acerqué a besarle, pero mi intento fue en vano.
 - Lo siento Tanya.
 -No quieres besarme, lo entiendo.
 -No Tanya, me muero de gans por besarte per`puedo.
 -Pero...
 -No digas nada, te besaré. Pero aún no.
 -¿Pero cómo? ¿Acaso es algo que se deba planear?
 -En mi caso sí.
 -Genial Paul, genial. -me levante´enfadada y paseé hacia lapurta cajo la lluvia de comida. 
Sólo quería llorar.

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