jueves, 28 de junio de 2012

Capítulo 16: Te quiero.

Los siguientes días fueren horribles. Tenía la sensación de estar en un laberinto encerrada, la única salida se encontraba en la mirada perdida de mis padres. Remover en el pasado dolía, ya me lo podían decir a mí. En clase de historia me escaqueé al baño a llorar. Y también desaparecí por arte de magia en la hora del almuerzo. Tampoco quería ver a Violet, mirar sus preciosos ojos azules y perseguirlos intentando encontrar la salida. Claro que nunca podría salir de aquí, pues esa salida que eran mis padres, desaparecieron por completo hace años. 

 Además, las dudas me corroían, el diario no era más que una larga e infinita lista de recuerdos. Lo que yo quería saber era por qué la gran mentira, por qué a mí me dijeron que Violet había muerto y ella ni siquiera sabía que existía. Pues ella no había perdido la memoria. Cuando acabaron las clases y subí a mi habitación, me sorprendió encontrar al menor de mis problemas.

 -¿Qué haces aquí? - le espeté con bordería.

Estaba sentado encima de la cama de Chelsea, no le había visto en toda la semana, pues había estado intentando evitarle por todos los medios. Paul me miró con tristeza.

 -Tenemos que hablar. - contestó en tono seco.

 -Pues no sé de qué. Para mí está todo muy claro.

 -Para mí no. ¿por qué dijiste que te engañé?

 -Por que lo hiciste. Con Martha Collins.

 -No sé de donde has sacado esa tontería, Tanya. Yo jamás te he engañado con nadie, ¿quién te ha dicho eso? - pregunto suponiendo que era un rumor que había llegado a mis oídos.

 -Nadie. Lo ví yo misma, con mis propios ojos.


 -¿Cuándo fue eso? - subió el tono.

-¡¿Y qué más da cuando?! ¡Lo hiciste! ¡Eso es lo único que importa!

-No es verdad. - intentó contener la rabia mordiéndose los labios, observé que empezó a sangrar.

 Le miré, como nunca había mirado a nadie. Era una mezcla de repugnancia, de acusación y de cabreo. Todo en uno. Se me pasaron mil formas de asesinar por la cabeza. En lugar de eso sólo dije una cosa.

 -Vete. 


 Se levantó y se dirigió a la puerta. Estaba a punto de abrirla, pero se giró hacia mí y lo dijo otra vez, esas malditas palabras que no hacían más que dañar.


 -Te quiero. - y se fue.


Allí y en esos extraños momentos, rompí a llorar.


------ ------ ------ ----- ------ ------ ------- ------ ----- -------


Ahí se queda para el capítulo 17, el ganador del concurso. ^^ Sé que es corto, pero hoy no estoy inspirada xD.

Aniversario de AALR.

El día 11 de Julio, hará un año que empecé ésta maravillosa historia. Para celebrarlo, quiero que algún lector tenga la oportunidad de escribir el capítulo 17 (el 16 lo publicaré en menos que canta un gallo) Es fácil, (esperad al capítulo 16 para saber como tenéis que continuar), tenéis que enviarme vuestra versión de ese capítulo a be.free.dreamcatcher@gmail.com y el mejor, será publicado oficialmente como el capítulo 17 de Ajena a la realidad el día 11. Así que sin más demora, animaos a participar. Tenéis de fecha tope para enviarlos, el día 9 de Julio ¡Suerte!

 *Si hay alguna duda, por comentario, C-box, o Tuenti: Escritora Aficionada Conalgo Quedecir.*


martes, 26 de junio de 2012

Capítulo 15: Investigaciones.


 Entré en el cuarto de Violet, procurando no hacer mucho ruido. Por mi hermana con pasaba nada, pues estaba muerta y no se enteraría, pero su compañera de habitación dormía plácidamente. Me preguntaba como había aguantado tanto viviendo con un fantasma. Porque cualquier noche podría haberse despertado y ver que Violet no respiraba. Pero no, estaba tan quieta como una muñeca a tamaño real.

 No sabía bien lo que buscaba, quizá alguna pista sobre su despertar del accidente, si la hablaron de mí, si la trasladaron directamente aquí...

 Toqué su mano fría, inerte.

 -Pronto estaremos juntas, Violet. -susurré.

 De alguna forma, me encantaba que fuese ella y no otra mi hermana. Nadie mejor que la dulce Violet, mi hermanita pequeña (aunque estuviese a punto de cumplir 15 años). Sin embargo, su cuerpo estaba muerto y no me podía transmitir nada. Me pregunté dónde estaba su espíritu, aunque cuanto más lejos estuviese, mejor.

 Miré bajo su cama. Había un baúl con aspecto prehistórico y desgastado, lleno de polvo.

 Lo abrí.

 Unas viejas botas de montaña, una carpeta, un álbum de fotografías... ¡Un álbum de fotografías! Lo abrí a toda prisa. En la primera hoja ponía: Mi vida perdida. En la primera foto salía ella, cuando no era un bebé recién nacido. La cogía en brazos una mujer misteriosa. La reconocí al instante. Su pelo castaño claro, sus ojos de ese color azul tan espectacular e inconfundible, que también había heredado Violet... era alta, fornida, delgada y guapa. Muy guapa. Incluso con el pijama del hospital. Acababa de dar a luz. A su lado, juntando la mejilla con la de ella, estaba nuestro padre, tan perfecto como ella. Cabello oscuro, ojos marrones, de un color chocolate cremoso. Era alto y fuerte, llevaba sus gafas de lejos. Eso lo recuerdo. Se le veía feliz, se los veía feliz. Violet dormía con dulzura en los brazos de mi madre, y yo... ¿Yo dónde estaba? No aparecía en la foto. Tampoco en la siguiente, ni en la otra. Ni en ninguna otra imagen del álbum. Era raro, pues hay destellos en mi memoria que recuerdo de mi vida en los que aparecía en fotos, ¿Qué era lo que pasaba?

Cerré el álbum, con demasiada fuerza. Que hizo un ruido sordo al golpear tapa con tapa. Miré asustada a la chica dormida. Se removió, pero por suerte no abrió los ojos. Decidí seguir con mi labor a pesar del peligro que corría.

 Abrí la carpeta de color marfil. Había un montón de papelejos, casi todos eran diplomas (mi hermanita tan absolutamente superdotada) pero, lo que me llamo la atención fue un pequeño cuadernito rosa. Su diario.

 ''No debería, no debería, no debería...'' pensé, pero ya lo había abierto.

 Empecé a leer. Pero oí unos pasos por el pasillo que me impidieron continuar.

 El miedo corrió a la velocidad de la luz y se extendió por mis venas. Sin detenerme a pensarlo ni un segundo, me metí el diario en la espalda, sujetado por el pantalón de pijama y tapado por la camiseta y guardé todo de nuevo el el baúl, rezando para que no lo abriese y se diese cuenta de que estaba totalmente desordenado y que le faltaba uno de sus bienes más preciados. Lo puse bajo la cama y salté por la ventana sin preocuparme por la caída, pues alcancé el suelo con ligereza, sin presión. Salí corriendo a mi habitación, necesitaba esconderlo antes de que me volviese tan incorpórea que el diario se cayese de mis manos y yo regresase a mi cuerpo. Conseguí llegar a la puerta justo antes de que eso ocurriese.

 Cuando mi cuerpo recobró el sentido, me levanté de un salto de la cama y abrí la puerta. ¡Allí estaba! Tirado en el suelo. Lo cogí y entré de nuevo, cerrando la puerta. Me tumbé en la cama boca abajo, frente al cuaderno de mi hermana.  Esto estaba mal, ¿seguro que quería hacerlo?

 Suspiré al abrirlo. Necesitaba saber la verdad.

 Leí:

''Querido diario:

 Mi nombre es Violet, Violet Capland. Ayer desperté del accidente. Los médicos me han dicho que puede ayudarme escribir en un diario para no perder mi memoria, lo dudo, aunque de momento todo va bien.

 -> Mis padres han muerto, no han podido hacer nada por ellos. De eso hace 2 días. Tengo muchas ganas de llorar.

 -> Tengo Siete años y mi cumple es el 31 de Octubre.

 -> Me han escrito en una lista de nombres. Es algo referido a adopciones o algo por el estilo.

 -> Mi animal preferido es el perro.

 -> Mi color es azul como los ojos de mi madre, que también tengo yo.

 ...'' 

 Y un montón de cosas más sobre sus gustos y aficiones, para evitar que le ocurriese lo que me pasó a mí. Pero, ¿ por qué no me nombra en ningún momento? ¡Tiene que recordarme! ¡Tiene que saber quién soy! ¡Su hermana!

 Antes de poder continuar leyendo, suena el despertador. Anuncia un nuevo día en el Orfanato Lágrima Perdida. Un día de emociones contradictorias.


Capítulo 14: Impotente.


Hacía frío. Hacía mucho frío aquella noche. Las nubes estaban colocadas de tal forma que parecía que iba a estallar una tormenta en cualquier momento. Habían sido tan sólo unas horas, aunque parecía que llevaba siglos encerrada en la habitación, con la nota para Violet arrugada con fuerza en mi puño. Me sobresalté cuando se abrió la puerta de la habitación y entró Chelsea, comiéndose un sandwich y pasándome a mi otro en un envase.

 -Cena algo, anda Tanya. - Me suplicó cerrando la puerta..

 Tiré la nota a la papelera, no estaba preparada para decírselo aún. Sin embargo, fue un tiro muy flojo, la nota cayó en picado al suelo, donde Chelsea la recogió.

 -¿Puedo? - preguntó. Pro no espero mi respuesta para alisar el papel y leerlo.

 Yo abrí el sandwich, bajo la atenta mirada de mi amiga, era vegetal, mi favorito. Pegué un buen bocado, intentando evitar su mirada.

 -¿Podemos hablar? -preguntó sentándose en su cama, sin antes dejar el papelito encima del escritorio.

 Me encojí de hombros, aunque realmente no tenía ganas de nada.

 -Mi primo no sabe que más hacer para que le dirijas la palabra. Está realmente mal.

 -¡Oh, por favor! ¿Ahora es él el amargado? ¿Y qué hay de mí? ¡Él ha sido el culpable de ésto que está pasando, no yo! ¡Me ha engañado con otra, Chels! Además...

 -¡Tanya! - me interrumpió. - Él no tiene idea de lo que le hablas. Le conozco, y sé que no miente. Y que te quiere. Te ama, y tú no lo sabes ver.

 -Chelsea, déjame en paz. ¿Quieres?

 Ella suspiró, pero no añadió nada más.

 Media hora después, yo ya había terminado mi escasa cena, y esperaba impaciente a mi fantasma, algo así como mi libertad. Aunque, por otro lado, quizá me cruzase con el idiota de Paul o peor aún, con Violet. Y entonces ¿qué le diría? Obviamente no sería la verdad.

 Así que cuando dio media noche, sentí el escalofrío de mi fantasma y observe mi cuerpo inerte en la cama, ya no me sobrecogía la idea de estar muerte, me había acostumbrado a la sensación incorpórea de ser un espíritu. De alguna forma, me gustaba.

 Fui al lugar de siempre, el árbol, mi árbol. Y me senté apoyando la espalda en el tronco. Acaricié la hierba, suave, como terciopelo. Y de nuevo vino a mí la sensación de la pasada noche. Me vi a mí misma, acariciando la hierba una y otra vez, pero no por mis propios ojos. Era como si me estuviesen viendo y a través de esas imágenes captadas por otro, me viese yo.

 Dejé de tocar la hierba. Fue como si el mundo volviese a la realidad y yo recuperé mi propia visión.

 ¡Tenía que probar una cosa! Me levanté y corrí todo lo que pude a los establos, como la coche anterior, pero ésta vez me motivaba la necesidad y no la ira..

 Entré en el establo de mi preciosa amiga de cuatro patas.

 -¡Hola, Miracle! - saludé - ¿Cómo estás?

 La yegua relinchó a modo de respuesta, estaba claro que sentía mi presencia.

 La acaricié delicadamente.

-¿Tienes algo que contarme? - la dí una palmada dulce en el cuello.

 Entonces, una oleada de imágenes sin sentido alguno acudieron a mi mente. Miracle viniendo al mundo, corriendo con otros caballos, el desayuno de ésta mañana (al parecer, hoy el cuidador la ha recompensado con una manzana), y yo. Yo muerta en el suelo cuando caí de ella.

 La visión acabó ahí y abrí los ojos. Miracle estaba durmiendo.

 -Buena chica, -susurré, procurando no despertarla.

 Sonreí, había funcionado. Lo que yo sospechaba, estaba confirmado. De algún modo, podía ver lo que otros veían, o habían visto. Suponía que sería algo así. ¿Qué otra cosa podía ser?

 -¿Tanya?- reconocí su voz al instante-

 -¡No quiero ni verte! ¡Lárgate!

 -Por favor Tanya - Paul se acercó a mí, e intentó rozarme la mejilla. -¿Puedo ayudarte?

 -No pue...

 ''¿Puedo ayudarte? ¿Puedo ayudarte? ¿Puedo ayudarte?...''

 ''-¿Puedo ayudarte? - me preguntó Violet alegremente, mientras observaba mi maqueta deforme.

 -Vale, pequeña- tenía que hacer una maqueta de un volcán para clase. - Pásame la cola blanca.

 Lo hizo, sonriente.

 -¿Quieres ayudarme a pintarlo?

 -¡Sí! - chilló.

 Aquello finalizó en una guerra de pintura. Las dos acabamos en el suelo, partiéndonos de risa, con la cara y los brazos manchados de pintura...''

 -¡Tanya! - su grito me devolvió a la actualidad.-¿Qué ocurre?

 -Na.. nada.

 -¿Estás segura?

 -Sí, y no es asunto tuyo.

 Dicho esto, salí de los establos. El resto fue como en un sueño, cagando por los pasillos del orfanato, pensando en las palabras adecuadas. Al final lo decidí. Entré en la habitación de Violet. Tenía que hablar con ella costase lo que costase.

Capítulo 13: Bofetada.


  ``Dejame probar de tu ternura...
     dejame entregarte el corazón
     Somos diferentes,
     no me importa si lo entiendes...´´
  
 En mi MP3 inseparable escuchaba Es de verdad, de Belinda. Pero cada una de las palabras se colaban en mi cerebro y no podían volver a salir. Recuerdos y más recuerdos... Recuerdos de apenas hacía 2 semanas. Recuerdos que jamás podría olvidar. Junto a Paul. Junto a mi guía. Junto al traidor.

 Cuando por fín logré dormirme y mi fantasma despertó, fuí al bosque, como hice la noche anterior. Y me senté en el mismo árbol. No pude evitar rozar su corteza y visualizarle a él correteando por el bosque. Entonces su vosz me trajo de vuelta.

 -¿Ya has encontrado tu don? - preguntó sentandose a mi lado.

 Ignoré por completo su pregunta.

 -¿Podrías hacerme el favor de decirme que te he echo?

 -¿Y encima tienes el descaro de preguntarmelo? ¡Dios! - le miré fijamente - Te odio Paul, te odio.

 Hizo una mueca de dolor y  miró a otro lado. Le había dolido, le había dolido mucho... 

 -¿Por qué me odias? - insistió.

 - Ni una.. pregunta.. más- dije furiosa. Me levanté del suelo y corrí lo más rápido posible a los establos, donde acaricié a Miracle. Ella parecía tranquila, parecía no verme ni oírme, pero si sentirme. sí que me recosté con ella. Paul me siguió, pero al llegar a la puerta del orfanato me dejó ir. Y más le valía...


 Al día siguiente fue una tortura ver clase tras clase que Paul no me dejaba ni un momento. Sus preguntas, sus intentos de hacerme escucarle no servían. Sólo me hacía la sorda, pero no por eso no me afectaba. Cuando llegó la hora del almuerzo me fuí a la cafetería acompañada de Violet, a la que aún no había confesado la verdad. Nos sentamos en la mesa de siempre y como siempre claro. Empecé a masticar lentamente mi tortilla de queso. Entonces Paul se sentó a mi lado.

 -Me voy, se me ha quitado el hambre.

 -No tanya, ¡No te vas! ¡No hasta que me digas por qué estás así! - elevó la voz agarrándome fuertemente del brazo. No me hacía daño pero no me dejaba escapar.

 Dí un tirón, me solté y salí por la puerta acompañada de Paul que no dejaba de hacerme preguntas Preguntas. Miles de preguntas.

 -¡YA VALE PAUL! ¡YA VALE! - chillé.

 -¡NO VALE! 

 -Paul -comencé a decir bajando el tono - Me has engañado y no te lo voy a perdonar nunca. ¿Te queda claro pedazo de imbécil?

 -¿Yo? ¡yo no te he engañado jamás tanya, te quiero!

 -No te atrevas a decir eso nunca más.

 Entonces se acercó pocoa poco a mí como siempre hacía antes y justo cuando estaba a punto de besarme me susurró: `te quiero´ y noté como mis latidos del corazón se aceleraban... En seguida saldría de mi pecho si seguía así. En unas decimas de segundo juntó nuestros labios y sentí como me iba derritiendo. Iba surgiendo en mí lo mismo de siempre. Como antes. Como siempre.

 Pero, al acabar el beso hicé algo nunca visto en mí. Con lágrimas en los hojos. Con furia en la sangre y en la mirada, le pegué unma bofetada al chico de mis sueños.

 Con la furia todavía en mi cuerpo corrí a mi habitación y arranqué un trozo de papael de mi cuaderno de biología. Y fuertemente, apretando la mina del lápiz garabateé:

 ``Violet, soy tu hermana.´´

 ----------------------------------------------
 Siento que sea un capi tan corto >.<

Otros capítulos:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...