martes, 26 de junio de 2012

Capítulo 14: Impotente.


Hacía frío. Hacía mucho frío aquella noche. Las nubes estaban colocadas de tal forma que parecía que iba a estallar una tormenta en cualquier momento. Habían sido tan sólo unas horas, aunque parecía que llevaba siglos encerrada en la habitación, con la nota para Violet arrugada con fuerza en mi puño. Me sobresalté cuando se abrió la puerta de la habitación y entró Chelsea, comiéndose un sandwich y pasándome a mi otro en un envase.

 -Cena algo, anda Tanya. - Me suplicó cerrando la puerta..

 Tiré la nota a la papelera, no estaba preparada para decírselo aún. Sin embargo, fue un tiro muy flojo, la nota cayó en picado al suelo, donde Chelsea la recogió.

 -¿Puedo? - preguntó. Pro no espero mi respuesta para alisar el papel y leerlo.

 Yo abrí el sandwich, bajo la atenta mirada de mi amiga, era vegetal, mi favorito. Pegué un buen bocado, intentando evitar su mirada.

 -¿Podemos hablar? -preguntó sentándose en su cama, sin antes dejar el papelito encima del escritorio.

 Me encojí de hombros, aunque realmente no tenía ganas de nada.

 -Mi primo no sabe que más hacer para que le dirijas la palabra. Está realmente mal.

 -¡Oh, por favor! ¿Ahora es él el amargado? ¿Y qué hay de mí? ¡Él ha sido el culpable de ésto que está pasando, no yo! ¡Me ha engañado con otra, Chels! Además...

 -¡Tanya! - me interrumpió. - Él no tiene idea de lo que le hablas. Le conozco, y sé que no miente. Y que te quiere. Te ama, y tú no lo sabes ver.

 -Chelsea, déjame en paz. ¿Quieres?

 Ella suspiró, pero no añadió nada más.

 Media hora después, yo ya había terminado mi escasa cena, y esperaba impaciente a mi fantasma, algo así como mi libertad. Aunque, por otro lado, quizá me cruzase con el idiota de Paul o peor aún, con Violet. Y entonces ¿qué le diría? Obviamente no sería la verdad.

 Así que cuando dio media noche, sentí el escalofrío de mi fantasma y observe mi cuerpo inerte en la cama, ya no me sobrecogía la idea de estar muerte, me había acostumbrado a la sensación incorpórea de ser un espíritu. De alguna forma, me gustaba.

 Fui al lugar de siempre, el árbol, mi árbol. Y me senté apoyando la espalda en el tronco. Acaricié la hierba, suave, como terciopelo. Y de nuevo vino a mí la sensación de la pasada noche. Me vi a mí misma, acariciando la hierba una y otra vez, pero no por mis propios ojos. Era como si me estuviesen viendo y a través de esas imágenes captadas por otro, me viese yo.

 Dejé de tocar la hierba. Fue como si el mundo volviese a la realidad y yo recuperé mi propia visión.

 ¡Tenía que probar una cosa! Me levanté y corrí todo lo que pude a los establos, como la coche anterior, pero ésta vez me motivaba la necesidad y no la ira..

 Entré en el establo de mi preciosa amiga de cuatro patas.

 -¡Hola, Miracle! - saludé - ¿Cómo estás?

 La yegua relinchó a modo de respuesta, estaba claro que sentía mi presencia.

 La acaricié delicadamente.

-¿Tienes algo que contarme? - la dí una palmada dulce en el cuello.

 Entonces, una oleada de imágenes sin sentido alguno acudieron a mi mente. Miracle viniendo al mundo, corriendo con otros caballos, el desayuno de ésta mañana (al parecer, hoy el cuidador la ha recompensado con una manzana), y yo. Yo muerta en el suelo cuando caí de ella.

 La visión acabó ahí y abrí los ojos. Miracle estaba durmiendo.

 -Buena chica, -susurré, procurando no despertarla.

 Sonreí, había funcionado. Lo que yo sospechaba, estaba confirmado. De algún modo, podía ver lo que otros veían, o habían visto. Suponía que sería algo así. ¿Qué otra cosa podía ser?

 -¿Tanya?- reconocí su voz al instante-

 -¡No quiero ni verte! ¡Lárgate!

 -Por favor Tanya - Paul se acercó a mí, e intentó rozarme la mejilla. -¿Puedo ayudarte?

 -No pue...

 ''¿Puedo ayudarte? ¿Puedo ayudarte? ¿Puedo ayudarte?...''

 ''-¿Puedo ayudarte? - me preguntó Violet alegremente, mientras observaba mi maqueta deforme.

 -Vale, pequeña- tenía que hacer una maqueta de un volcán para clase. - Pásame la cola blanca.

 Lo hizo, sonriente.

 -¿Quieres ayudarme a pintarlo?

 -¡Sí! - chilló.

 Aquello finalizó en una guerra de pintura. Las dos acabamos en el suelo, partiéndonos de risa, con la cara y los brazos manchados de pintura...''

 -¡Tanya! - su grito me devolvió a la actualidad.-¿Qué ocurre?

 -Na.. nada.

 -¿Estás segura?

 -Sí, y no es asunto tuyo.

 Dicho esto, salí de los establos. El resto fue como en un sueño, cagando por los pasillos del orfanato, pensando en las palabras adecuadas. Al final lo decidí. Entré en la habitación de Violet. Tenía que hablar con ella costase lo que costase.

No hay comentarios:

Otros capítulos:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...